Caricatura: Carlín |
Las consecuencias de la liberalización de los mercados y la globalización –que quieren ser vistos positivamente por algunos sectores–, tienen también grandes problemas. Si revisamos la historia reciente de nuestro país veremos que el Gobierno ha perdido mucho poder. Recordando al primer Alan García veremos que el poder que tenía en ese entonces el gobierno era mucho mayor que el que tiene actualmente el de Ollanta Humala y antes el de Alejandro Toledo. No quiero mencionar a Fujimori porque era un caso especial en que por una serie de circunstancias, incluido su autoritarismo y por supuesto la presencia de Vladimiro Montesinos y sus chantajes, todavía conservó e incluso incrementó el gran poder gubernamental de ese entonces. El Estado más pequeño –todavía muy lejos de ser eficiente– ha cedido terreno (poder) ante el sector privado y algunos –entre los que me encuentro– considerarán que no debería ser motivo de queja, salvo porque el péndulo se ha ido al otro extremo y ahora el poder económico (empresariado) más los medios pueden ‘arrinconar’ al Presidente y además pretender manejar la agenda y establecer los derroteros del gobierno, como ha ocurrido durante el actual período que está en sus últimos meses. El caso del segundo García es también especial por su cercanía al poder económico, su innegable capacidad de liderazgo, su experiencia y la bonanza externa que vivió durante su mandato, salvo por la crisis del 2008.